miércoles, 5 de agosto de 2015

Algunos aspectos negativos de la apologética por internet



Quiero dejar claro de antemano que no rechazo la apologética católica como tal; creo que cumple una función insustituible: desde estar allí prontos a deshacer un equívoco sobre la práctica religiosa, sobre el funcionamiento de la Iglesia, etc. hasta ayudar a desmadejar más en profundidad los juicios contrapuestos de nuestro propio espíritu, que muchas veces no nos dejan ir a Dios con una confiada entrega de sí mismo.
El problema es que hay apologética buena, medianita, peorcita y decididamente mala. Alguna apologética hay que es un simple "argumentario" que contrapone al argumentario del mundo su propia tira de interpretaciones, y el resultado es que la persona simplemente se ve abocada a aceptar ideológicamente las cosas, no a comprender y crecer.
Hoy leí un artículo interesante que se titula «Asistir a la iglesia, clave para la buena salud mental entre los mayores europeos»; parece el típico "un estudio de la Universidad de Michigan demostró (en una muestra de tres seres humanos) que los que comen tomate hablan mejor", pero las escasas explicaciones prometen (lástima que seguramente no habrá forma de hacerse con el estudio entero).
Se trata de un estudio científico, así que si está bien hecho va a lo suyo y punto, el que quiera encontrar significado apologético que lo encuentre. Naturalmente, ese significado no se hizo esperar, y así viene el tuit de Mons. Munilla (@ObispoMunilla):

Pequeño tuit, pero que contiene lo que a mi entender son dos errores apologéticos habituales en la apologética católica, y que nos hace tan antipáticos:

1- No entender que nadie tiene obligación de querernos, de entendernos, de aceptarnos...
¿Por qué voy a llamar "censura laicista" a que los grandes medios no estén interesados en promocionarnos? No tienen por qué: no publican todos los estudios científicos de todas partes del planeta, publican los que sirven a sus gustos, a conformar a su público, etc. es decir: lo lógico.
Si quieres que alguien conozca ese estudio, publícalo tú, en tu tuitter, en tu facebook, si eres Mons. Munilla, envíaselo a la COPE, que es de la tribu, habla con algún amigo del Mundo a ver si a cambio de algún favor quiere publicar la noticia.... pero no esperes que quieran publicarla porque eres católico y tienen la obligación de darse cuenta que tienes la verdad de tu parte...
Tal como está redactado, el tuit genera mal clima, no es apologético: se dirige más bien a los de adentro, para mostrarle lo pobrecillos maltratados que son, no hacia el mundo para hacernos llegadores. Y por supuesto a partir de una errada interpretación de lo que es ser "maltratado".

2- La noticia misma es dudosamente apologética:
Lo único que muestra es que puedes "sentirte bien" yendo a la iglesia; el mismo experto añade:
«no está claro para nosotros cuándo esto es debido a la misma religión en sí, o si puede ser motivado por el sentido de pertenencia y de no ser socialmente aislados».
También hay gente que se "siente bien" con una tarde de promiscuidad en el sauna, viendo Telecinco, o en mil otras cosas que nos hacen sentir subjetivamente bien, aunque objetivamente sean poco recomendables... :-)
La noticia no es inmediatamente apologética; tomada como tal consolida una religiosidad ya excesivamente antropocéntrica: «la religión es buena porque te hace "sentir bien"».
Podría ser apologética si se presenta indirectamente; "mira qué curiosidad esto", o "van a la Iglesia por Dios, pero reciben la añadidura", algo que deshaga la idea de que ese estudio capta en algo nuestra experiencia personal y religiosa de ir a la Iglesia.
El peligro de una mala apologética en este aspecto es prometerle a la gente algo que luego no se le cumple. Posiblemente la gente que se "siente bien" yendo a la parroquia es gente que ha ido toda su vida, que conoce por nombre hasta las baldosas de la sacristía, y entonces forma parte de esa estructura y allí "se siente bien"; pero invita a cualquiera de la calle a la parroquia, incluso bien dispuesto hacia nuestra fe, o incluso siendo un buen creyente, mételo en una de nuestras parroquias, con todas las pruebas que hacemos pasar a la gente para aceptarlos, con las cuchilladas que nos tiramos unos a otros todos el tiempo por todo, con el cotilleo que hay, con toda la negatividad de las parroquias (normal en gente que no es santa sino que sólo pretende ser hecha alguna vez tal), y luego vemos si "se siente bien".
No vamos a la iglesia a "sentirnos bien", aunque a menudo ocurre que nos sentimos bien yendo, pero es un efecto colateral, teológicamente es una añadidura (Mt 6,33), no algo que deba ni siquiera darse por supuesto que lo ofrecemos, porque no lo podemos ofrecer, y cuando lo hacemos, es simple propaganda engañosa.

martes, 4 de agosto de 2015

¿Por qué no una mujer cardenal? Una dirección de respuesta al P. Fortea

No he leído el libro del P. Fortea sobre el tema, sino que he leído el articulo de AciPrensa que menciono en este escrito; así que mis opiniones sobre las opiniones del P. Fortea, y la idea sobre él que me hago a partir de esas opiniones están mediatizadas por la selección de citas que ha hecho AciPrensa, y no valen más que para la dialéctica de este escrito.

¿Podría una mujer ser creada cardenal? Famoso exorcista Fortea responde en nuevo libro

Bastante dudosa es la autoridad que le da el ser "famoso exorcista" como para escribir sobre este tema. Desde luego que no más que la mía para responderle.

Al abordar la posible creación de mujeres cardenales por parte de un Papa, en el capítulo “Mujer y Cardenalato”, el sacerdote español advirtió que esta es “una de las cuestiones que la presión social planteará con más frecuencia” en los próximos años.
Ya empezamos mal, ¿por qué la "presión social" y no el "interés en profundizar en la eclesialidad", por qué la "presión social" y no el "interés por renovar para mejor la Iglesia, e incluso en cuanto a justicia"?

Comenzar por situar la cuestión dentro de la "presión social" es negarse a ver nada fuera de lo ya visto: si algo cambia es porque "se rindieron los que tenían que custodiar que NADA cambie". Con muchos P. Fortea en la Iglesia inicial.... ¡no tendríamos iglesia! Porque vaya si la Iglesia inicial, y los siglos II, III, IV, V, etc... cedieron a la "presión social", es decir, simplemente a lo adecuado para cada momento histórico, que puede ser distinto y nuevo respecto de lo anterior.

“Los que están a favor de esta posibilidad, alegarán que el cardenalato es una dignidad, no un sacramento. Y que, por tanto, solo depende de la voluntad papal”, señaló.
No se trata de estar previamente a favor o en contra. La gente altamente ideologizada cree que todos los demás también lo están. No es un problema de estar a favor o en contra, es que realmente es una dignidad, creada por voluntad papal, no un sacramento.

El P. Fortea indicó que quienes “están a favor de elevar a la mujer a la dignidad cardenalicia, lo hacen o desde la equivocada idea del sacerdocio de la mujer o desde la idea de que el Colegio también debe representar a las mujeres dentro de la Iglesia”.
Él entiende (lo dice luego) que representar en los dirigentes de la Iglesia a todos los miembros de la Iglesia es lo mismo que parlamentarismo, por tanto es normal que con esa falta de imaginación la única alternativa que se le plantea es "o sacerdocio femenino o parlamento", como si no hubiera más motivos por los cuales fuera bueno que hubiera mujeres en el Sacro Colegio Cardenalicio.

“La posibilidad del sacerdocio para la mujer ya está perfectamente contestada por el magisterio ordinario de la Iglesia”.
Eso es, sencillamente, falso, y muchos persisten en engañar a la gente diciéndole eso. No está cerrado porque SS Juan Pablo II no lo cerró, pudiendo hacerlo. Produjo una declaración suficientemente ambigua para que no sea una declaración dogmática en forma, pero que los P. Fortea y Cia pudieran usar como si lo fuera. Eso mismo, el hecho de que lo haya hecho en esa forma y no con claridad muestra que SS Juan Pablo II no consideraba aun que fuera el tiempo de cerrarlo en forma.

Puede ser que el sacerdocio femenino sea una vía cerrada, así como la Iglesia estaba en conjunto convencida de la Inmaculada Concepción de María mucho antes de declararla, pero mientras no esté real y formalmente declarado, con los procedimientos y el lenguaje que la propia Iglesia exige para sus declaraciones, no es cierto que esté "perfectamente contestada desde el Magisterio".

De todos modos, esta frase que cita AciPrensa es para confundir y crear bandos, ideologías: porque de lo que estamos hablando es de si una mujer puede ser cardenal, no de si puede ser sacerdote.

El sacerdote español advirtió que “si el Sacro Colegio fuese elegido bajo el criterio de intentar representar a los grupos que componen la Iglesia sería una misión imposible”.
“Además, es que la misma idea de este tipo de representatividad implica una especie de parlamentarismo, que es totalmente ajeno a la naturaleza de este Colegio”.

¡Esto sí que ya es gracioso, si no fuera estúpido! ¡O sea que para evitar la dificultosa tarea de que el SC represente a todos los grupos, entonces lo bueno es que sólo represente al grupo al que él pertenece....

Y lo que sigue completa la idiocia:

“No hace falta un gran ejercicio de imaginación, para entender a qué luchas de influencia nos abocaría un sistema así. Ese sistema favorecería las presiones internas y externas, las campañas de opinión pública, los juegos de influencias, las ayudas recíprocas. Las luchas del mundo se trasladarían al seno de la Iglesia”
jajajajajajajajaja, ¡es que sin mujeres no hay luchas y presiones mundanas en el Sacro Colegio!!!!!!!
Como todos saben, el Sacro Colegio es un ejemplo para el mundo, precisamente porque allí no se dan presiones, no hay lobbys, etc....
El error fundamental de la postura de Fortea (y de tantos otros) es creer que la mujer es "un grupo", como puede haber un grupo de "jóvenes", otro de "trabajadores", otro de "educadores", etc. Por tanto, cuando se habla de la mujer en funciones de gobierno dentro de la Iglesia enseguida lo asimilan a la representatividad parlamentaria. Más abajo me ocupo más en detalle de ese asunto.

“Jesús escogió a los Apóstoles, y los Apóstoles escogieron a sus sucesores, sus sucesores escogieron a los presbíteros. Como se ve, la línea es vertical descendente. Esto simplifica todo el sistema e impide el tipo de ajedrez eclesiástico de influencias que antes he mencionado. Eso sí, se impide en la medida en que la debilidad humana puede hacerlo”.
Entonces el error no es introducir mujeres en el Sacro Colegio, sino crear el Sacro Colegio, que precisamente no tiene nada que ver con esa línea vertical que tan ingenua como tontamente mete aquí en medio, en algo que no se está discutiendo. El P. Fortea sigue hablando de sacerdocio, no de colegio de cardenales... Jesús no creó el colegio de cardenales, ni ordenó crearlo.

“Jesucristo no quiso que las mujeres estuvieran representadas en la Última Cena. Incluso en un momento tan trascendental, no nos consta que dijera a su Madre: ven a la Cena en representación de las mujeres."
NO NOS CONSTA, ¡exactamente! como no nos consta:

La edad que tenía Jesús cuando murió, la fecha cierta de la última cena, si fue o no la comida pascual judía, la fecha en que nació, la altura que tenía, cuántos lo seguían, si hablaba arameo, griego o ambos, si sabía leer, etc etc etc etc etc etc etc.
De Jesús y lo que hizo en la historia sabemos lo muy mínimo que se necesita para poder confesar que es el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, y que murió y resucitó por mí. Nada más se conservó, posiblemente para no distraernos. Si supiéramos que era alto, algunos no lo seguirían porque no les gustan los altos, y si supiéramos que era bajo, otros no lo seguirían porque no les van los bajos... así que en los evangelios no tenemos distracciones, no tenemos "datos innecesarios".

Saber cuántos estaban en la última cena y si había o no mujeres es un dato innecesario. Porque la Iglesia no lo necesita para ser Iglesia en la historia, ella, la Iglesia, bien puede, y debe, encontrar caminos para que todos sus miembros puedan llegar en ella a una plenitud de vida cristiana, según cadas momento histórico. En nombre de eso la Iglesia creó muchas instituciones -como un colegio de cardenales- que Jesús no había mandado ni creado él mismo.... las instituciones de la Iglesia no fundadas por Jesús de manera directa no tienen por qué imitar un cuadro de Da Vinci.

El artículo sigue, pero no aporta ningún argumento decisivo nuevo a estos ya comentados.

Ahora sí, ¿por qué tendría que haber mujeres en el Sacro Colegio?

Para ayudar a preservar la verdad que la Iglesia enseña sobre la diferencia entre varones y mujeres, y por tanto la verdad sobre el ser humano.
La Iglesia enseña que la diferencia de sexos entraña diferencias de género que van más allá de lo cultural: no es la cultura la que creó los roles masculinos y femeninos, sino que el hecho de que hubiera dos sexos biológicamente determinados implica, en lo profundo, que hay un ser humano que nunca es UNO sino siempre DOS.

Por tanto, aunque Cristo haya instituido un sacerdocio únicamente masculino (eso no lo discuto ni tiene relación con esto), la Iglesia se está privando, en sus funciones de gobierno para toda la Iglesia de toda la humanidad, de la mirada significativamente distinta de las mujeres. La Iglesia sabe que tiene un tesoro a mano: una mitad de la mirada, pero decide usar para su gobierno un ojo tapado.

No tiene esto nada que ver con "parlamentarismos" ni "representaciones": la mujer no es un "grupo" al que haya o no que representar. Nosotros enseñamos que Dios "los creó varón y mujer, a su imagen, según su semejanza", (Gn 1,26-27pass) y sacamos de allí la doctrina antes señalada de que "varón" y "mujer" no son meras determinaciones culturales sino creaturales.

Casi es una ley de la naturaleza la redundancia: dos ojos para ver en estéreo, dos oídos para oír en estéreo, dos seres humanos para que el ser humano sea realmente ancho y expandido... ¿y se trata la cuestión de la mujer en la Iglesia como si fuera meramente dejar entrar un grupo de presión?

Tápense un ojo y miren... les falta algo. Se puede andar con un ojo, pero falta algo, cuando no lo tienes, no lo sabes, pero en un momento te quitas la venda y sabes lo que te perdías. Esa es la cuestión fundamental con la mujer: la Iglesia se gobierna con un parche en la mitad de su naturaleza. No siente la falta porque no ha experimentado el gobierno de sí misma a partir de una experiencia ampliada y enriquecida de la naturaleza humana.

Ruego que la Iglesia se quite el parche del ojo alguna vez.