lunes, 9 de diciembre de 2013

Laicismo II

Francisco planteó una pregunta sobre la cárcel, dice:
«En el Evangelio, Jesús enseña con sus palabras y sus actos a perdonar siempre, a poner la otra mejilla, a no resistir el mal, etc. En esta línea, aparentemente, un cristiano no debería encerrar a su hermano a la fuerza ni entrenar a otros para pedirles que lo hagan por él, aunque aquél hubiera hecho un gran daño. El mandamiento es perdonar.
¿Cuál es él sentido cristiano de castigar al malvado o, si no se lee así, de encarcelar al que viola la ley?»

Carlos le respondió con un principio que parece de lo más lógico y natural:
«El perdón no anula el equilibrio de la culpa»
Luego yo a mi vez también respondí (puede verse allí mismo en los comentarios). Pero Francisco lanza un nuevo reto a ellas. Responder a esas nuevas objeciones se hace un poco difícil en los comentarios; y además me gusta el tema como para complementar el principio de laicismo del que hablé en otro post. Así que este es respuesta a Francisco, pero apunta a un poco más. Igual he conservado la forma de respuesta directa:

Francisco: por la dispersión de mensajes no es problema, el problema es lo que dices... :-) no consigo encontrar por dónde entenderlo... perdona mi sinceridad, sin ánimo de molestar, pero la verdad es que lo veo una ensalada conceptual: mezclas conceptos que corresponden a una visión cristiana del hombre y de la sociedad, y que por tanto pertenecen a los derivados de la fe personal, con conceptos que corresponden a la organización de la sociedad sin más, desde un punto de vista "natural" (por llamarlo de alguna manera).
Vamos por partes:
«la respuesta metafísica está incompleta ya que no explica porqué debemos precisamente nosotros restablecer el equilibrio de la culpa»
¿a qué nosotros te refieres? ¿a los creyentes? ¿o a los seres humanos? creo que Carlos (y lo dí por sentado al llamarla "respuesta metafísica" y no "respuesta religiosa") se refiere a los seres humanos. Los creyentes no tenemos ninguna prerrogativa en eso: como seres humanos, todos estamos llamados a la realización de la justicia. Se puede renunciar a ello, claro, y arruinar la historia, pero si se quiere una sociedad justa, hay que arremangarse y hacerla. Parte de ese hacer (insisto: no religioso sino humano, metafísico) es equilibrar la injusticia herida por el delito.
«¿es un derecho o un deber?»
un deber, está inscripto en el ser humano. Puede no realizarse, y hacer de esta tierra y de esta historia un asco infumable... ah, cierto, es precisamente eso....
«¿es moralmente malo no denunciar al asesino de mi padre?»
Moralmente, en el sentido de una moral natural, sí.
«¿por qué eso se hace con cárcel y no con otras penas o derechamente el ojo por ojo?»
Puede hacerse de otras maneras; ahora se usa la "probation" hasta para infanticidas múltiples, si es con violación y sodomía del nucleo familiar, limpieza de cestos de basura por tres semanas, conmutables por una partida de candy crush... El «ojo por ojo», la «venganza clánica», etc. son otros métodos, parece que peores que la cárcel.
«Si no hay cárceles, ¿debemos encerrar a nuestro hermano en alguna habitación?»
Una cosa es que la sociedad tenga que restablecer el equilibrio, y otra es que deba (o incluso que pueda, que le corresponda) hacerlo cada individuo por su cuenta. Se supone que sólo el Estado detenta el uso de la violencia (y mantener encerrado a uno es violencia) en la sociedad moderna.
«Y si debemos actuar con él como Dios, ¿no deberíamos dejar la maleza con el trigo y también dejar que llueva lo mismo sobre justos e injustos, cómo hace Él?»
Tú como cristiano estás llamado a una forma nueva de relación con el otro ser humano que está cerca de ti, y que debido a tu fe (no por nada que haga él en particular), resulta ser tu hermano y tu prójimo. Si tú consideras que el Evangelio te manda dejarlo crecer como maleza y trigo, tienes que hacerlo, puesto que así lo ves en la fe, y la fe es el criterio más alto que existe. Pero esa interpretación de las cosas te obliga sólo a ti, e incluso puede tener consecuencias en tu vida civil (como pasa con los mártires); pero no puedes pretender la eliminación de la justicia retributiva humana -que es natural y por tanto buena- porque tú te consideras llamado a una justicia superior.
«¿Qué quiere decir "no resistáis al mal" Mt 5?» 
Posiblemente quiere decir que tú no resistas al mal. Yo sólo te puedo decir lo que ese pasaje NO quiere decir: no quiere decir que tú le tienes que imponer a los demás que lo cumplan, ni siquiera aunque tú lo cumplieras.
«¿No decías en otra parte que la frase "tú eres pecador" es casi siempre falsa?. Una especie de principio de incertidumbre que es parte esencial del mandamiento evangélico de no juzgar.»
No tengo ni la menor idea de qué relación le encuentras tú a eso con la cuestión de la justicia humana, ¿pretendes que yo pienso que no debe haber jueces en la vida civil porque Cristo en el Evangelio dice que no juzguemos? Eso está absolutamente lejos de mi forma de ver, de presentar, de considerar y de vivir la relación entre fe y vida civil. Creo que lo que supones es más o menos parecido a como plantean la cosa los cuáqueros o los amish... :-)

Mira, te lo voy a resumir en una frase: la vida civil es y debe ser esencialmente a-tea. El espacio público sólo lo deben ocupar los hombres. Eso se llama «laicismo», y es un modo de resolver la siempre conflictiva relación entre religión y sociedad civil.
Sin embargo, hay que tener cierto cuidado con esa proposición, porque puede entenderse de distintas maneras: hay una forma de laicismo que lo que pretende es eliminar toda presencia religiosa en la vida civil, apoyándose en que el espacio público sólo debe estar ocupado por hombres, no por seres divinos. Enarbola el principio de defensa de los sentimientos adversos, y cuando uno se siente ofendido porque en Roma hay una cruz, hay que quitarla, porque un turista se sintió ofendido...
Eso en realidad es reductivo, y es lo contrario de un espacio público ocupado por hombres. Afirmar que el espacio público está ocupado por hombres significa aceptar la esencial relatividad de cada uno de los hombres que integran ese espacio público, y aceptar por tanto que cada uno lleva un algo de verdad, ¿cuánto? es imposible determinarlo de una manera no totalitaria, así que en bien de todos, aceptamos ese principio de incertidumbre que me hace respetar la verdad de los otros por lo que pudieran tener de verdaderas, y reclamar el respeto de la mía no por lo que tiene de verdadero para mí (que es todo) sino por la parte que le toque en el concierto de la verdad.
Esto trae ciertas consecuencias: por ejemplo, los símbolos religiosos deben aceptarse, pero siempre como expresión de convicciones de seres humanos concretos que forman la sociedad, nunca como «verdades públicas».
Igualmente, no tienen cabida en la vida civil los criterios de justicia del evangelio, aunque a mí como cristiano me parezcan más altos y perfectos que los civiles.
Ahora bien, yo, como cristiano, sí que me puedo, en medio de esa sociedad "a-tea" saber reclamado por Dios, y actuar en mi sociedad promoviendo un cambio, una transformación en la justicia, por ejemplo. Pero si quieres aplicar el criterio de trigo y cizaña a la vida civil, tiene que ser porque lo descubres inscripto entre las formas humanas posibles de la justicia humana, no porque lo dice el evangelio, aunque tú hayas llegado a eso a través del evangelio.
Es una dialéctica difícil, pero nos resguarda de otras formas de interactuar religión y sociedad, que no las libran de mutuos avasallamientos, como es testimonio la historia.

22 comentarios:

  1. Gracias por tu respuesta, intentaré expresar con orden y ceñirme a lo esencial, ya que el tema da para mucho. Perdona, pero cerro que quien está mezclando las cosas eres tú.
    La ley natural no es una doctrina cristiana, sino pagana. Yo no entiendo cómo alguien se atreve a decir que algo está inscripto en la naturaleza humana y por lo tanto es bueno, debe ser así y además hay que sancionarlo. El amor maternal es natural, instintivo, pero no es por eso que se ejerce ni que se castiga su omisión. Tu puedes creer que encerrar a quien te daña está inscripto en la naturaleza humana, pero no lo haces por este motivo. Además ¿Quién nos manda sancionar la ley natural? Si transgredirla no conlleva una sanción natural, la sanción impuesta tampoco es ley natural, es decir, sancionar la ley natural es contrario a ella misma.
    " Una cosa es que la sociedad tenga que restablecer el equilibrio, y otra es que deba (o incluso que pueda, que le corresponda) hacerlo cada individuo por su cuenta. Se supone que sólo el Estado detenta el uso de la violencia (y mantener encerrado a uno es violencia) en la sociedad moderna."
    Mucho pagano está de acuerdo con esto, con lo del laicismo y con la cárcel, pero mi pregunta es ¿Qué tiene que decir el cristianismo de nuevo, que no sea asentir a estas doctrinas y recomendar hacer visible el perdón (como JPII a Alí Agca)?
    Yo señalé cómo el evangelio plantea algo totalmente distinto y tu me dices que esa interpretación me la deje para mi. Yo te puedo decir igualmente que si tu piensas que en el evangelio está implícito la doctrina del contrato social, el derecho romano y la metafísica aristotélica, guárdate esto para ti.

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    1. Donde dice:
      "...pero no lo haces por este motivo."
      Debe decir:
      "...pero no lo encierras por este motivo, por lo tanto, tampoco puedes exigirle a otro que lo haga solamente por este motivo."

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  2. Mira, no voy a entrar en la dinámica de tú mezclas, no, eres tú, no, eres tú. Desde mi punto de vista veo con toda claridad que no entiendes lo que estoy diciendo, y por tanto contestas a cosas que yo no digo. Por ejemplo: «La ley natural no es una doctrina cristiana, sino pagana.» yo jamás santifiqué al ley natural, al contrario.
    Sólo digo que estamos en un mundo "natural", en el que rigen leyes "naturales", yo soy un hombre "matural", tú eres un hombre "natural", etc.
    Además algunso de nosotros hemos aceptado la fe cristiana, y somos a la vez naturales y cristianos, es una interacción dialéctica entre las dos realidades.
    El mundo no se vuelve cristiano porque nosotros lo seamos, ni podemos movernos en el mundo suponiendo en él la fe. Más bien al contrario, el mundo es a-teos, porque si no lo fuera, sería el Reino de Dios.
    El primer paso es la simple aceptación de la autonomía del mundo, con sus leyes. Recién después de eso cabe plantearse ¿y cómo haría yo, como cristiano, para revolver esto e iniciar un camino de Reino de los cielos en este mundo a-teos? Pero nunca suponiendo ni la fe del mundo, ni de los demás, ni del apoyo de ninguna estructura social, ley, constitución, privilegio, tradición "occidental y cristiana", ni nada que no sea la fuerza misma de la fe, que trabaja siempre en lo oculto, levadura en la masa.
    Mientras leas mis entradas como si yo supusiera que la fe forma parte -o puede formarlo- de las estructuras del mundo, no entenderás de qué hablo.

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    1. Lamento que mi tono siempre se incline subrepticiamente a la diatriba, es un defecto muy mio.
      Tú tampoco me entiendes y no sabría explicarme mejor.

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    2. Francisco, yo no entiendo tu tono con nada de mala voluntad, al contrario; el escrito es siempre traicionero, para ti, como para mí.
      Pero sentado esto te digo que realmente no termino de entender tus objeciones, es decir, yo las veo como una injustificable (e innecesaria) injerencia de la fe en el mundo, pero si tú me dices que no quieres decir eso, te creo... sólo que entonces no te entiendo :-).
      Hernán declaró entenderlas, así que nos podría ayudar a dialogar... .-)

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    3. En espera de que Hernán acepte la invitación,
      Tal vez el malentendido surge porque yo espero una respuesta del tipo: "no, la doctrina de Jesús permite/invita/obliga encarcelar por este pasaje y las citas tuyas son relativas a la luz de este otro pasaje", pero en lugar de esto apelas a la ley natural, la metafísica y me atribuyes desconocer la sana práctica del laicismo.
      Estas filosofías y conceptos asumen que la cárcel es necesaria (laicismo y vida civil), justa (equilibrio metafísico) o inherente al ser humano (ley natural). Además, Jorge agrega en un comentario que tu apruebas dos funciones de la cárcel, disuadir y proteger. Pero ninguna de estás razones se hace cargo d las múltiples exhortaciones de Jesús a la mansedumbre, al amor a los enemigos, a la prodigalidad del perdón ni de su ejemplo en el martirio.

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    4. Porque las exhortaciones de Jesús son para el creyente, no para el mundo. El mundo (la vida civil) tiene que encontrar sus propios principios de desarrollo.
      Los creyentes, lo que podemos hacer es presionar indirectamente al mundo a que no se estanque en sus conceptos, a que busque más, en la certeza de que en un punto, al final del camino, las paralelas de la exhortación de Jesús y del mandato de la razón se juntan... eso nosotros lo experimentamos en nosotros mismos, porque somos creyentes, pero no podemos exhortar en nombre de la fe, porque no podemos suponer la fe, ni podemos obligar a ella.
      Un ejemplo:
      El mensaje de Jesús lleva necesariamente a la abolición de la esclavitud; por su parte, el pensamiento del mundo descubrió también (ya desde el pensamiento estoico) el principio de igualdad fundamental que llevaría a la abolición de la esclavitud. Para el mundo es igualdad de naturaleza, para nosotros es igualdad de redención, pero el resultado es convergente. Sin embargo, incluso aunque la sociedad era oficialmente cristiana, la esclavitud no fue abolida hasta que el principio racional de igualdad de naturaleza no fue admitido por el mundo. En ese largo trayecto desde la esclavitud como connatural al orden social (Aristóteles) hasta la abolición, la fe ejerció sin duda una gran presión, pero no se hizo orden social inmediato. La fe no puede hacer eso.

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    5. Los (por llamarlos de alguna manera) "mandamientos exigentes" de Jesús (poner la otra mejilla, no pleitar ni resistir al mal, etc) nos dejan (a mí al menos) un poco perplejos; prefiero, provisionalmente, quedarme con esa perplejidad.
      Algunas explicaciones sencillas sobre tales exigencias serían:

      1. (la, digamos, anarquista/fundamentalista): obligan, a la letra, a los cristianos, sin más, y que en tanto no las seguimos a la letra estamos faltando a la voluntad de Dios; el resto son excusas que inventa la mediocridad humana para "no ser perfectos como el Padre es perfecto" ; esta mediocridad será comprensible, pero esto no es seguir el mensaje de Cristo; y a los reparos de los que objetan "así la cilivización no podría subsistir", hay que responder: me ne frega la civilización, el cristianismo no tiene nada que ver con eso, a Cristo la promoción de la sociedad no le importa en lo más mínimo (es cosa "del César"), no sabemos si la civilización tolera la perfección cristiana, si no la tolera, peor para ella (de paso: este tipo de reparo es sospechosamente afín a ciertas defensas conservadoras de la pena de muerte, la esclavitud, la tortura y los castigos corporales en el colegio: "no está bien, pero es necesario para la sociedad", es una forma de "el fin justifica los medios"). Si somos cobardes y mediocres, admitámoslo, pero no apelemos a la supervivencia de la civilización para justificarnos. (Kierkegaard decía algo parecido en referencia a las críticas al celibato: "si todos fuéramos célibes la humanidad se extinguiría" "al cuerno la humanidad"). En suma: Tolstoi tenía razón.

      2. (la, digamos, dualista/conservadora) no deben tomarse al pie de la letra, pues su cumplimiento es incompatible con la civilización humana. Jesús (y la Iglesia) conocen las limitaciones del hombre, su naturaleza redimida-pero-caída, y quieren su bien social; las exigencias se refieren al Reino de Dios, que no es de este mundo; pero estamos en el mundo, y procurar su bien es también cumplir la voluntad de Cristo. No demos pues aplicarnos esas exigencias, ni pretender endilgárselas a nuestro prójimo cristiano (ni siquiera al mismo Jesús: que no ofreció su otra mejilla cuando el guardia lo abofeteó, sino que intentó hacerlo entrar en justicia), ni tomarlas como una especie de programa social. ¿Y qué hacemos con ellas? Por un lado, son para los cristianos una especie de referencia ideal, de cómo deberían ser las cosas, y de cómo en alguna forma serán (pero definitivamente NO en este mundo); por otro lado, son en alguna medida exigencias, pero no para todos los cristianos sino para determinados "imitadores", los que eligen libremente un especial "estado de perfección", y cuyo seguimiento (heroico) resulta inspiración, denuncia y bendición para la cristiandad.

      3. (la, digamos, dualista/progresista) sólo son posibles de cumplir en el marco del Reino de Dios, el cual no es de este mundo, pero al cual tendemos, en una especie de convergencia; vivimos en el mundo, y determinadas exigencias evangélicas son socialmente inviables; pero en ese caso los cristianos deben hacerse cargo del déficit, y asumir la otra exigencia: la de crecer y hacer la civilización humana mediante el fermento cristiano, de manera que aquellas exigencias evangélicas sean menos imposibles (en un tiempo los cristianos pensaban que la tortura y la pena de muerte eran males necesarios para la supervivencia de la civilización). Las exigencias, pues, actúan como puntos de atracción, para todos los cristianos. No es cuestión de que estas exigencias sean aplicables solo a ciertos "seguidores", a lo sumo son aplicables a ciertas civilizaciones. Por lo mismo, no hay que atar la validez de esas exigencias a una presunta naturaleza humana "fijada", pues eso sabotea el cometido de progresar y tender al Reino.

      A mí ninguna me satisface, aunque cada cual tengo lo suyo. Francisco pareciera estar por la 1. Abel/Jorge parecen combinar (no veo bien cómo) la 2 y la 3.

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    6. "las exhortaciones de Jesús son para el creyente, no para el mundo. El mundo (la vida civil) tiene que encontrar sus propios principios de desarrollo."
      ¿Y eso no es un dualismo paranoico e imposible?. Pongamos que mi vecino me reclama un dinero que yo creo no deberle, tengo por un lado los mecanismos me aconseja y provee mi sociedad para el caso (pleitear), y por otro lado tengo la exhortación de Cristo: no pleitear. Yo soy un pobre y solo cristiano, y me hago la elemental pregunta "¿qué debo hacer?". No pretendo un manual de instrucciones, ni me considero escrupuloso, pero la inquietud (acaso la angustia) de no estar cumpliendo la voluntad de Cristo, persiste; una vocecita adentro me dice "si fueras realmente cristiano, te atendrías a las palabras de Cristo, y al diablo el resto". ¿Me dirás en tal (hipotético) caso tolstoiano o cuáquero...? Pero el mismo Pablo dice "de todos modos, ya es un fallo en vosotros que haya pleitos entre vosotros. ¿Por qué no preferís soportar la injusticia? ¿Por qué no dejaros más bien despojar?" (I Cor 6)

      (Como siempre, aquí estoy planteándome en una posición que no es necesariamente la mía -y para terminar de complicar, ni siquiera sé si es la de Francisco- , y sospecho que en buena parte la respuesta está en otros comentarios anteriores tuyo, pero yo tampoco termino de verlo claro).

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    7. Francisco: dices a Abel: "apelas a la ley natural, la metafísica". No me parece que lo hayas leído con atención, él siempre ha sido crítico del concepto de "ley natural", en general y especialmente en el sentido en que lo usa la apologética católica típica. Ahora, si cada vez que lees una alusión a "lo natural" (como ámbito propio) supones que uno se está refugiando bajo un edificio fundado por Aristóteles para vivir con la conciencia anestesiada en un mundo corrupto y esquivarle el bulto al radicalismo de la fe cristiana, o que la oposición fe-naturaleza sólo es aceptable en un sentido peyorativo (si no demoníaco) para la segunda... es difícil saber cómo seguir. (¿"La gravedad y la gracia", de Simone Weil te resulta más digerible?) Tampoco recuerdo que nadie haya dicho que "la cárcel" es inherente a la naturaleza humana (!). Pero, ya que pides referencias evangélicas, podríamos recordar lo de "dar al César lo que es del César y a Dios lo que es Dios". El radicalismo fundamentalista que (según entiendo) propugnas es, para el caso, el de los esenios o el de los celotes, no es cristiano. Así como el hecho de comerciar con las monedas del Cesar implica una aceptación de tu parte del derecho estatal a regular la vida económica, y por lo tanto te crea obligaciones hacia él, lo mismo vale para todo el ordenamiento civil. Verdad es que uno puede hacer determinado activismo social en determinada época inspirándose en su fe cristiana, y abogar contra (digamos) la pena de muerte porque resulta incompatible con el mensaje de Cristo... siempre y cuando esa incompatibilidad sea considerada relativa a determinadas circunstancias históricas.
      Lo que me parece absurdo (y un poco frívolo) es pretender deducir tal cosa directamente de un versículo bíblico - como corolario que se siguiera inmediatamente, y que cualquiera en cualquier época y circunstancia debería ver sin más; eso sería ignorar el enorme esfuerzo que vienen haciendo los hombres a lo largo de los siglos.

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    8. Lapsus psiquiátrico: donde dice "paranoico" debería decir "esquizofrénico" :-)

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    9. Dices: «Abel/Jorge parecen combinar (no veo bien cómo) la 2 y la 3», si te soy sincero, me reconozco en las tres..., de verdad. Muy buena sistematización.

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    10. Sí, yo también me reconozco en las tres, pero es que traté de dar voz al abogado defensor de cada uno, y cada uno debe tener su verdad. Pero convengamos también que cada uno también es una crítica de las otras dos, no parecen muy conciliables, y cada una es tan defendible como atacable.
      Por ejemplo:

      "Para los discípulos y para nosotros, estas palabras [las exigencias radicales] no dejan de ser un aguijón en la carne. No podemos ya eliminarlas.
      Pero no podemos tampoco minimizarlas, restringiéndolas -al modo católico- a los que viven en un determinado estilo de vida que tiende de "perfección", como
      los religiosos; tampoco ateniéndonos -al modo protestante- a la doctrina de los reinos, distinguiendo la persona privada y pública,
      y excusando a la persona pública de seguir tales enseñanzas." (Gnilka, Jesús de Nazareth, p 284-285)

      Así que... cuidado ;-)

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    11. Más material que puede ser de interés: la disputa de Matin Buber con M. Gandhi (1939) http://goo.gl/eYRuZm
      http://www.beliefnet.com/News/2000/01/The-Limits-Of-Turn-The-Other-Cheek.aspx?p=2
      Y el libro de Schnackenburg:
      http://www.scribd.com/doc/191163609/SCHNACKENBURG-R-El-testimonio-moral-del-Nuevo-Testamento-Rialp-Madrid-Mexico-1965

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    12. Yo hay cosas de las tres explicaciones con las que siento cierta afinidad, y cosas de las tres queme producen rechazo.
      En general pienso que no podemos ver estas exigencias de Jesús desligadas no sólo del resto del NT, sino en general de toda la Biblia, y esto creo que puede aportar cierta luz acerca de cómo enfocarlas.
      En primer lugar, creo que son exigencias que apelan a la conciencia personal del creyente. Esto significa que no son (para mi), ni un deber ser social, ni por otro lado algo que haya que seguir al pie de la letra, sino una luz que debe orientar a la conciencia a la hora de tomar decisiones. Una luz que en resumen ofrece los principios genéricos de no devolver mal por mal o no usar contra el mal los mismos medios que él usa (ni ojo por ojo, ni el fin justifica los medios), entre otros.
      Más tarde sigo.

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    13. En segundo lugar, no creo que hayan de ser contrapuestas a otras exigencias que encontramos en la Biblia, tales como por ejemplo proteger a los débiles del abuso de los fuertes o impedir que la convivencia social sea rota por gente desaprensiva. Velar por el bienestar social es también un bien, y además un bien muy importante. La mirada de Jesús es siempre una mirada que nos hace ver por encima de los intereses o deseos puramente mundanos, pero no deroga todo lo que hay de bueno en laLey, o incluso en la sociedad. San Pablo hablaba de observarlo todo y quedarse con lo bueno, lo bueno observado a través de la mirada de Jesús.
      Creo que Jesús no era un reformador social ni un revolucionario. No fue un Mesías político ni militar. Pero sus aspiraciones eran más elevadas y ambiciosas, ya que iba al meollo, a la esencia de la que parte todo. La reforma de las estructuras sociales de pecado empieza por la conversión de la persona. No es ingeniería social, sino la transformación de cada uno para ser liberado de lo que le oprime espiritualmente, para derribar las barreras que lo separan de Dios. Esto supone que una sociedad y una cultura pueden ser con el tiempo transformadas por dentro gracias a la influencia del Evangelio, que no es simplemente la influencia de las estructuras eclesiásticas o la predicación oficial, sino sobre todola aacción del Espíritu Santo, que opera a muchos niveles, muchos de ellos muy profundos y por eso poco o nada perceptibles. Que en occidente el cristianismo ha tenido una influencia decisiva en la humanuzación de la civilización me parece algo bastante evidente. Y en el caso que comenta Hernán de la China Ming, diría que también en otras culturas y religiones hay su parte de verdad y de bien. No será cristianismo, pero también participa en algo de su esencia.

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  3. Francisco, creo que el tipo de respuesta que buscas no lo vas a encontrar en Jesús. A diferencia de otros "líderes religiosos" (no pretendo equipararlo a Buda o Mahoma, pero no encuentro un término mejor) Él no dejó una legislación o un "manual de instrucciones" sobre cómo ha de regirse la sociedad, sino una predicación que sirve de luz para iluminar y ser fermento. El ejemplo que da Abel es perfecto. ¿Cuantad realidades son distintas y mejores gracias a la influencia de su palabra?...dignidad humana, derechos del hombre, justicia social, son realidades que existen gracias a Él y ni siquiera aparecen tal cual en los Evangelios, pero se derivan de la influencia benéfica de Él en la historia, la sociedad y el pensamiento humanos.

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    1. A mí, la verdad que ese tipo de argumentos me provocan incomodidad. "Dignidad humana, derechos del hombre, justicia social" ... abolición de la esclavitud... ¿son realidades que existen gracias al evangelio? Yo sé muy poco de historia, pero, así a bulto me parece que puede ser, pero que al menos es discutible, considerando la madeja complejísima de causas y efectos... Veo en la Wikipedia (ya dije, no sé nada de historia) que la dinastía Ming abolió la esclavitud en China alrededor de 1300; hay una influencia causal cristiana aquí? Y más en general: es en este plano de efectos en el que
      debemos ver la eficacia del sermón del monte? Yo no me animaría a negarlo, pero menos a afirmarlo, y en todo caso creo que esto es insuficiente para contestar la inquietud elemental que plantean
      las exigencias (o invitaciones?) del evangelio.
      ¿Se trata de "progresos" que recorre la humanidad, y que vendrían a converger de alguna manera con un Reino de Dios? ¿Hay que imaginar este como un ideal, no realizable pero al cual
      tenderíamos como una asíntota, y que mandatos como el de "ofrecer la otra mejilla" se aplican "literalmente" sólo en esa esfera ideal?
      Y, por otro lado, me parece un argumento comprometedor: si afirmamos lo anterior, si aquel fermento produce estos "avances", y si consideramos que estos no siempre (por no decir casi nunca) ha sido con el apoyo de la predicación (magisterial o no) católica, ¿no nos vemos obligados a concluir que la Iglesia es intérprete poco fiable del evangelio? (Si es preoblemático afirmar que aquellos bienes sociales son gracias al cristianismo, más problématico aún parece afirmar que son gracias a la cristiandad, o a la iglesia católica... no?) "El mensaje de Jesús lleva necesariamente a la abolición de la esclavitud", dice Abel; pregunto: ¿eso lo sabe y lo dice (lo ha dicho) la Iglesia católica?
      (me estoy poniendo un poco en abogado del diablo aquí... pero es que me tira el rol)

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    2. Yo observo que cuando los antiguos vicios del mundo, esclavitud, racismo, dano ecologico, etc. se comienzan a superar (al llegar a su maximo nivel cinismo al oponerse a la opinion publica), inmediatamente han sido reemplazados por nuevas formas de maldad, mas dificiles de evidenciar y erradicar ya que son mecanismos sistemicos y globales, como los abusos laborales internacionales y el retail, el mercado laboral, la usura cotidiana, el abuso del petroleo y sus consecuentes guerras, la especulacion financiera con los precios de los alimentos, etc.
      Estos pecados sostienen la economia de servicios y el comercio y finalmente causan y requieren el crecimiento sin medida de las ciudades.
      Obviamente, el evangelio no dice que usar el automobil en lugar del transporte publico o comprar un telefono hecho por un chino victima de abusos sea pecado, pero ensena a hacerse cargo del projimo como de uno mismo. Los cristianos no pueden ser parte de estas realidades ni ahora ni el dia que la sociedad supere estos nuevos males. Y la iglesia deberia ensenar esto y "ejercer presion", como dices tu Abel, mostrar el camino, invitar a abandonar las ciudades enfermas, la economia de servicios y el mercado laboral, dar esperanza a las nuevas victimas. Pero no lo hace, o lo hace muy tibiamente (caritas in veritatis). Si estos vicios se superan no sera gracias a la accion de la fe como confesion religiosa, sino de la evolucion de la opinion publica por el trabajo critico de periodistas o revoluciones laicas.
      Volviendo al tema, el estado, sostenido por el ejercicio la coaccion mediante el monopolio de la fuerza, requiere carceles para recaudar impuestos. Del mismo modo, un cristiano no puede apoyar semejante violencia y esto lo han tenido claro muchas personas desde hace mucho tiempo, como los cuaqueros que mencionaste, Abel, y antiguas sectas en europa. (lease "El reino de Dios esta entre vosotros" de L. Tolstoi).

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    3. Creí que tendías a Tolstoi como una especie de tentación, parece que en cambio lo apruebas (en lo que nos ocupa) plenamente. Francamente, no veo entonces qué puede importarte lo que haga o deje de hacer la Iglesia.

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    4. Pucha, no he tenido tiempo para escribir, pero puedo decir que hablo de la iglesia porque ustedes son católicos y tienen esa tarea pendiente, a mi modo de ver.
      Acerca de los mandamientos exigentes y las tres posturas, me quedo con la perplejidad que suscitan y con la primera opción porque entiendo el Reino de Dios como la presencia de Jesús entre nosotros y esperar un progreso de la humanidad en esta dirección se me hace anquilosante, imposible, porque estamos hablando de una dimensión superior incompatible con la organización forzosa de las naciones. A fuerza de podar las leyes civiles o las constituciones no se puede obtener aquel árbol de mostaza de la parábola porque es otra cosa.
      No sé que parte de lo que he dicho consideras no cristiana, la crítica a la ley natural es pertinente cada vez que se usa para hacer un juicio moral. Y claro, el dinero, como el oro, es un incentivo al acaparamiento, y también dependen directamente de la autoridad civil y de su fuerza. Pero no estoy seguro de qué hacer.

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  4. Estoy leyendo los comentarios con atención, pero hay mucho para responder... :-)

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