domingo, 4 de enero de 2015

Buena apologética


La verdad es que no soy muy amigo de la apologética religiosa, y no porque no reconozca su utilidad, e incluso su necesidad, sino sobre todo porque se la ha bastardeado tanto, simplemente llevando y trayendo argumentos remanidos, y no pocas veces ridículos, que llega un momento en que el paladar se estraga, y termina rechazando incluso los alimentos más básicos.
Encontré, sin embargo, un video en internet de una defensa de la fe cristiana muy sólidamente expuesta, por el Profesor Dr. John Lennox, matemático de la Universidad de Oxford, donde están, a mi entender, los elementos fundamentales de una buena apologética.
Luego, la gracia en exponer los argumentos puede llegar más a uno que a otro, o incluso los presupuestos culturales pueden hacer que la mejor apologética del mundo no "toque" ni la mente ni el corazón del oyente, pero esos elementos fundamentales, sea como sea que se expongan, no deberían faltar nunca.
Esos elementos son, a mi juicio:

1- Exponer con tanta humildad como claridad el aspecto de la fe que se quiere defender: No basta con decir "creo en Dios", porque la palabra "dios" significa muchas cosas, y no todos entienden lo mismo cuando la pronuncian o la escuchan. En el video lo tenemos con toda concisión y a la vez transparentemente dicho:
"Creo en Dios. Creo en el Dios sobrenatural que creó los cielos y la tierra. Creo en un Dios que sostiene los cielos y la tierra en su existencia". Luego agregará más elementos a esa fe fundamental, en particular llegará a la cuestión del Dios personal, revelado en Cristo, pero es importante ponerse de acuerdo acerca de qué se está hablando.
Al dirigirse a un público culto, evita una formulación inadecuada y confusa como "Creo en el Dios que hizo los cielos y la tierra": ya habrá tiempo de hacer distinciones, pero el verbo "hacer" no es ya correcto para exponer la doctrina de la creación, y mucho menos cuando se va a confrontar racionalmente con doctrinas científicas; podría usarse en un sentido poético, y así puede entenderse cuando lo usa la Biblia, pero uno de los más grandes cuidados que debe tenerse en la apologética es el del lenguaje utilizado: que la necesidad de simplificar no nos lleve a la formulación errónea.
"Crear" tiene posiblemente un sentido distinto en el uso popular (donde se lo identifica con "hacer") que en el lenguaje teológico, por eso el Profesor acompaña la fórmula "el Dios sobrenatural que creó los cielos y la tierra" con "un Dios que sostiene los cielos y la tierra en su existencia", que resulta ser la explicación del verbo "crear". Podría aclararse más, y despejar equívocos con esa palabra, pero así como está es breve y absolutamente verdadera, ya vendrá luego la oportunidad de explayar.

2- Respetar a rajatabla el sitio en el que se está, la persona con la que se habla, y sus objeciones y creencias, aunque las consideremos erróneas. El objetivo de la apologética no es decir "mi verdad" para que me respeten a mí, ni convencer al otro para provocar en él una irreflexiva adhesión a mis argumentos. El objetivo de la apologética es, entiendo yo, remover en el otro los obstáculos intelectuales que le impiden considerar con total libertad la amplitud de la verdad. Pienso que (y esto lo veo muy bien expresado en el video) los creyentes tenemos una mirada mucho más amplia sobre las cosas que aquellos que no creen: se trata de ayudar a abrir ese campo, para muchos enteramente nuevo, si pudieran librarse de prejuicios culturales (a veces adquiridos gracias a nuestra negligencia, prepotencia e ignorancia, todo hay que decirlo).

3- Dentro de esa amplitud de mirada, un aspecto fundamental es que nuestra verdad incluye también lo de verdadero que hay en la postura del otro: la verdad, venga de donde venga, proviene del Espíritu Santo. En la apologética seria debe evitarse la confrontación futbolística. No se trata de equipos dialécticamente enfrentados, donde si el otro dice "blanco" yo quedo obligado a decir "negro". Por ejemplo, en ningún momento del video se dice que el evolucionismo sea un error, ¡porque no lo es! el evolucionismo no es lo contrario del creacionismo, aunque los fundamentalistas bíblicos norteamericanos -por falta de estudio y de muchas cosas más- así lo repitan. Hace 150 años los católicos mirábamos el evolucionismo con rechazo, luego estudiamos más a fondo, y pareció aceptable, luego, estudiada la cuestión más a fondo aun, se consiguió comprender la profunda compatibilidad entre la doctrina teológica de la creación, y la doctrina científica de la evolución. Hemos profundizado en la fe y ampliado la mirada, la apologética no tiene que caer de nuevo en la superficialidad de una dialéctica que no es nuestra: si los cientificistas ateos cren que hay que elegir entre evolución y creación, nuestra misión no es convencerlos de nada, sino ayudarlos a liberarse de ese prejuicio.

4- Evitar un innecesario biblicismo. La Biblia es el fundamento último de nuestra fe, puesto que se contiene en ella la Palabra de Dios; pero no es manjar fácil de digerir para quien no se mueve en un plano profundo del lenguaje de la fe. Una cita bíblica, en un público alejado de su ámbito, más puede oscurecer que aclarar, más puede cerrar la mente del otro, que ayudar a comprender. Eso no significa que la Biblia no deba estar presente, pero no es necesario -y puede ser contraproducente- pretender fundar explícitamente todo en ella.
El video es muy ilustrativo al respecto: citando el núcleo de su fe en la creación, citando las frases en los lemas de Oxford y Cambridge, en realidad ha citado la Biblia, pero lo ha hecho de manera indirecta, para reservar la mención directa de la Biblia para cuando sea oportuno hacerla (11 min) y en la referencia a una intensa experiencia personal.

5- El recurso a autoridades debe ser mesurado y pertinente, ceñido a las autoridades reconocibles por el otro. Que el Catecismo de la Iglesia Católica, o el Papa en tal encíclica diga esto o aquello puede ser mucha autoridad para mí, pero tiene valor cero para quien me escucha; son importantes, en cambio, los testimonios admisibles para el agonista. En el caso del video: Newton, Whitehead, Einstein, tienen mayor fuerza y peso que cualquier Padre de la Iglesia.

6- La fe es, como muy bien la caracteriza Paul Ricoeur, una "experiencia vivida". Aunque el apologeta se dirija a la comprensión racional del otro, aunque despliegue argumentos con una excelente base lógica, la dimensión de experiencia personal debe estar en primer plano: si no comprendo, no llegaré a creer, pero nadie conseguirá que comprenda si no es a partir de testimoniar lo que él mismo cree. Por eso nuestro Señor privilegió la vía del testimonio y no la de la demostración para que propaguemos la fe. En el video aparece el testimonio personal en el minuto cero, del momento en que comienza con la palabra "creo"; pero aun podría ser una fórmula y no un testimonio. Sin embargo ya en el minuto 1:32 el testimonio personal toma toda su fuerza y, por decirlo así, asume el control del discurso: "no me avergüenzo de ser científico y cristiano".

7- No tomar a la ligera las objeciones del que no puede creer, en particular, no rechazar la gran pregunta por el mal y la negatividad: quien objeta tiene razones poderosas para objetar. Y en último término la respuesta que Dios dio no fue con palabras, sino con la cruz.


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